Es nochevieja de 2018, en un piso en el centro de Mieres. La familia se junta para comer las uvas. El chaval no tiene trabajo, pero es buen día para dejar de lado esas preocupaciones. Los padres se han hecho cargo del ágape: el marisco, asturiano, estaba delicioso; el cordero se quemó un poco, pero sabía a gloria. El brindis de rigor —con sidra El Gaitero— despide el año. Y con la primera uva ya en ristre, el abuelo tiene la mirada perdida. Después de tanto pelear, se dice a sí mismo, nadie ha podido evitar el cierre de la mina que le dio trabajo, la última que quedaba. La misma en la que murieron tantos compañeros por dar de comer a sus hijos. La misma que dio de comer, de hecho, a todos los que, ante él y la tele, se preparan para dar la bienvenida al año nuevo mientras suena el carrillón en la Puerta del Sol.
Desde hace dos siglos, Asturias ha sido la principal región productora de carbón en España. El carbón asturiano no es de gran calidad, pero la crónica falta de recursos energéticos de nuestro país convirtió su explotación en una necesidad desde los primeros intentos de industrialización. Cientos de miles de personas han vivido por generaciones de la industria extractiva en los valles del río Nalón y Caudal, en el centro-sur de Asturias. Sin embargo, con la apertura a los mercados internacionales y la llegada de carbones extranjeros, la rentabilidad de las minas asturianas cayó aún más. A finales del siglo pasado, la reconversión del sector se volvió inaplazable. Los mineros jugaron entonces su mejor baza: su incomparable capacidad de movilización.
Desde los noventa hasta la actualidad, los llamados “planes del carbón” han tratado de buscar una salida a la economía de la región. Decenas de miles de mineros se han beneficiado de las prejubilaciones; Asturias entera de las infraestructuras, becas y subvenciones de los fondos mineros: todo ello gracias al poder que los trabajadores han conseguido articular a través de los sindicatos.
143.293 habitantes
INE, 2014
Paro: ~25%
Regiolab, segundo trimestre 2015
VAB: 1.587 millones €
SADEI, 2014
Avilés
Gijón
Langreo
Oviedo
San Martín del Rey Aurelio
Morcín
Mieres
Laviana
Riosa
Aller
Lena
Hoy viven en las Cuencas más de 140.000 personas. De ellas, apenas trabaja un tercio: las tasas de desempleo son más altas que en el resto de la comunidad —una de cada cuatro personas está en paro—, y la población está aún más envejecida que en el resto de Asturias. Nadie dijo que despedirse del carbón fuera a ser fácil, y ni siquiera la situación de partida era buena. Después de tanta lucha y de tantas políticas, ¿habrán funcionado los planes del carbón? ¿Qué se pudo haber hecho mejor? Para entenderlo es necesario echar la vista atrás.